viernes, 24 de diciembre de 2010

- Y desayunar champán o como dicen los franceses: champagne...

Tengo el corazón en la garganta, miedo y estoy temblando a pesar de no tener frio.
La sensación de tener los pies al borde del precipicio y con miedo de caer.
Y si me caigo huiré a donde nunca nadie haya huido antes y a esconderme entre los más recónditos sitios de mi alma y de mi ser.
Apartaré la razón a un lado porque si caigo dejaré la razón allí arriba para cuando desee volver...si es que puedo hacerlo.
Me perderé entre la noche y el día, beberé tequila hasta vomitar y si lo hago me quitaré el sabor con más tequila.
Huiré, de todo aquello que tenga que ver con lo que soy ahora; perderé mi racionalidad en el fondo de algún vaso vacío, aunque en realidad sabré que la he abandonado ahí porque yo misma me haré presa de mi locura.
Me haré presa de ella y desayunaré champán con cereales, brindaré con el aire y veré llorar a mi madre, nadie más se alegrara de que yo caiga, en realidad yo tampoco me alegraré puesto que ahora mismo no deseo caer, pero sé que el día que caiga me abandonaré a mi misma y no sabré hacer otra cosa que las anteriores citadas.
Veré la realidad distorsionada y lo que ahora no me parece a grandes rasgos bien luego lo veré más que bien.
Me dejaré la dignidad en los tacones, y mi orgullo será tan alto que nadie lo podrá pisar.
Viviré con los ojos abiertos pero cerrados, no querré darme cuenta de nada ni querré saber nada.
Dormiré de cama en cama o de suelo en suelo si toca, o simplemente no dormiré, que por la cuenta que me trae...
Pero no quiero caer.
No permitas que caiga.

viernes, 17 de diciembre de 2010

-¿Que somos los mejores? no es cierto.

Muchos dicen que somos mejores que los animales.
Los seres humanos hemos pisado la luna, hemos creado una realidad a la cuál se accede mediante una pantalla y un PC por la cuál tú ahora mismo estás leyendo lo que estoy escribiendo: internet, hemos domesticado animales tan solo por el placer ¿de qué? de tener compañía, caminamos erguidos, somos seres sociales, racionales y supuestamente civilizados.
Pero también hemos estinguido especies, talado bosques, matado semejantes, matado animales...
¿De verdad somos mejores que los animales? No lo creo.
Somos egocéntricos, egoístas, hipócritas, falsos, prepotentes y mil cosas más.
¿En serio somos mejores que los animales?
No.
Y aún así nos seguimos creyendo los mejores.
Después de todos los destrozos causados.
Aún así..."Somos los mejores"...

¿Donde coño esta el límite de nuestro egoísmo y egocentricidad?

jueves, 16 de diciembre de 2010

- Asumir la muerte, el gran reto de una persona.

Me senté en el balcón, a meter humo en mis pulmones, lo que la mayoría llama fumar.
"Me estoy matando".
No por fumar, sino por hacer lo que estoy haciendo, torturandome de esta manera.
A veces es difícil pasar página, pero si encima tu misma te impides pasar página se produce en tu mente un estado de estancamiento mental.
Cada vez que quería pensar me sentaba ahí, en el balcón, sin miedo a que se pudiese caer o caerme.
No tengo miedo a la muerte, es algo natural, ley de vida...
¿Pero y el dolor que produce?
No solo el dolor que te produce ver que te estas muriendo, que tu luz se apaga, y que el brillo de tus ojos tan solo es un reflejo de tus experiencias.
Sino el dolor que provoca en los demás.
Perder a una persona es un gran golpe, del cuál tienes que asumir muchas cosas.
Sí, es cierto, yo las asumí en su momento.
Pero nunca se asume del todo o al menos no lo suficiente.
El recuerdo que dejaste en el pasado siempre se verá arrastrado al futuro.
Siempre recordarás a esa persona, siempre.
Y jamás la olvidarás y jamás lo superarás del todo.
Cuando parezca que lo has superado es cuando te vas a hundir de nuevo, y eso siempre pasa.
Son cosas que no se aprenden en la escuela, ni en el instituto, ni en la universidad.
Son cosas que no necesitas para realizar una inecuación o resolver un problema de química.
Son cosas que se aprenden mediante los golpes que te da la vida, aprendemos conforme las experiencias y momentos que vivimos.
De cada experiencia hay que aprender, por muy mala que sea.
Esta vez he aprendido que la muerte es ley de vida, por mucho que te duela, te cause escozor en los ojos, te parta el alma, y haga que parezca que te estas matando lentamente por no olvidar lo sucedido.
Hoy, sonrío, y no lloro por él; le tengo en mi corazón, en mi alma, en mi cabeza.
Y lo tengo asumido, pero como he dicho antes, nunca se asume del todo...